Matthew
Lipman, a finales de los años setenta, fue el primero en abordar la idea de una
filosofía planteada como un plan de formación global para niños y adolescentes,
a la que llamó filosofía para niños. Junto a Lipman,
Ann Sharp contribuyó a la elaboración de los manuales y a la configuración de
los cursos de formación.
La
propuesta de Lipman, es interesante y podemos observar la necesidad de enseñar
filosofía a niños, niñas y jóvenes desde nuestra práctica docente. Sus
principales conceptos consideran la enseñanza de destrezas de razonamiento,
análisis, síntesis y procesos de investigación.
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integrar los contenidos de la Filosofía a los interrogantes de la vida diaria,
según su nivel de madurez y comprensión.