sábado, 30 de agosto de 2014

Filosofía Clásica Griega



Hacia el siglo VIII a.C, los reinos establecidos en la península helénica comenzaron a transformarse en POLIS p “ciudades – estado”, en las que se desarrollaron instituciones políticas que constituyeron el germen de las modernas democracias. 
Aunque guerreaban entre sí, a los habitantes del citado territorio los unía una cultura y una lengua comunes, por lo que se autodenominaban “helenos”, es decir, griegos. A Quienes no hablaban su lengua los llamaban “bárbaros”.  Esta palabra aludía a la dificultad lingüística de quienes no conocían la lengua griega y tenía un significado peyorativo.
La polis estaba constituida por un núcleo urbano y una reducida extensión de tierras a su alrededor. El suelo pedregoso y el clima mediterráneo hacían posible el cultivo de la vid, el olivo, algunos cereales, y la cría de ganado caprino y ovino.
La gran extensión de costas y la proximidad de África y Asia hicieron de la navegación con fines comerciales uno de los principales recursos económicos de los pueblos helénicos.

En cuanto a su organización política, resulta novedosa en un mundo donde sólo se conocían formas monárquicas o aristocráticas de gobierno.
Los griegos son los inventores de la democracia, basada en el principio de ISONOMÍA, es decir, la igualdad de los ciudadanos ante la ley
Cabe aclarar que sólo eran ciudadanos los varones mayores de edad, hijos, a su vez, de ciudadanos. ( sólo atenienses)
El resto de la población de la POLIS se componía de:  Extranjeros  o “metecos”  podían ser ciudadanos de otras “polis”.


Ø   Niños y mujeres. Las mujeres aunque fuesen esposas o hijas de ciudadanos atenienses carecían de derechos políticos y su vida transcurría en el interior de su vivienda, dedicadas a las labores domésticas y a la crianza de sus hijos. Las únicas mujeres que tenían una vida similar a los varones, en Grecia, eran las espartanas. En Atenas, las HETAIRAS, prostitutas cultivadas, eran las únicas mujeres que participaban libremente de la vida social, pero no de la vida política.

La actividad política era la principal ocupación del ciudadano griego (pues contaba con sus esclavos que realizaban la actividad productiva), su vida era eminentemente pública, ya que no sólo tenía tenía derecho a participar en ella, sino también la obligación de hacerlo.
El reducido número de ciudadanos de estas ciudades – estado permitía que todos ocupasen cargos públicos, al menos alguna vez en su vida.
Esta particular organización política, basada en el ejercicio directo de la democracia (sin mediar representantes, lo que hoy son nuestros diputados, senadores, etc.) exigía de los ciudadanos griegos un excelente dominio del discurso .
Esto dio lugar al desarrollo de artes o técnicas que tenían como centro la palabra: la retórica, la oratoria y la lógica.
Francois Chátelet  ha dicho que en la polis “la palabra se convierte en reina”.
Los ciudadanos estaban obligados a discutir (argumentar, fundamentar) la creación y aplicación de sus leyes y medidas de gobierno. Por lo tanto tenían que adquirir las técnicas de la palabra.
Los instructores fueron los sofistas, maestros ambulantes que cobraban para enseñar oratoria, retórica y lógica.
Los rasgos de la polis griega eran:
Preeminencia de la palabra-  los griegos usaban la palabra LOGOS que significa palabra argumentada, con fundamentación. Significaba también conocimiento. La DOXA es la palabra sin argumento ( ellos lo nombran como estado de opinión).
Publicidad de la vida social y del saber- la vida en la polis es pública y se desarrolla en el ágora (plaza donde se realizaban los debates políticos y las transacciones comerciales).
Las leyes eran públicas y los procesos judiciales también. La religión politeísta de los griegos también era pública ya que los Dioses eran divinidades de la ciudad.

La nueva forma de saber: la FILOSOFÍA tendrá que ser pública, ya que quien proponga algo como verdadero deberá dar fundamentos de su afirmación y respuesta a los contra – argumentos de quienes lo escuchen. La FILOSOFÍA es un conocimiento crítico, es decir sometido al examen y a la discusión.